En el cuerpo
Anoche en la milonga me acordé de cuando a veces bailando, por ejemplo con un bailarín de tango del que me había enamorado, sentía que me ablandaba el plexo solar, como si pusiera toda la energía para que yo estuviera bien y a veces después de haber bailado con él, si bailaba con alguno que no estaba en relación escuchándome en el tango, sentía que me robaba lo que me había dado. Otro día con una vecina sentí que me quería robar porque había venido Sonia, una de mis amigas más queridas, a buscarme, pero ella había entrado y me había abierto la puerta, no la saludé y se quejó de eso, pero no dije nada. Yo digo que no es la enfermedad que cambia la posición política, pero hace emerger lo que ya hay. Yo no soy agresiva con quien no me busca y solo una vez lo fui durante un brote. Encontré mis “trabajos delirantes” en palabras de una agenda del 2011, o sea los hice en la segunda crisis que duró mucho más (7 meses más o menos): Luciana = Luz y Ana sin piel, sensible a las co